Vivir en la propia mirada. V

(leer 4º post aquí)

Sergio Blancafort/ Executive Coach CPCC

Aprovechas la parada obligatoria en un semáforo para leer el aviso de tu Blackberry.  La cita prefijada con tu nuevo Coach ha sido adelantada una hora. A las 9, 30.  Es decir, en cuarenta y cinco minutos. La responsable de recursos humanos ha debido consultar tu agenda a tus espaldas y eso no te gusta nada.  Te habría parecido una intromisión aún en el caso de que no hubiera sido necesario contar para ello con la colaboración de tu secretaria personal. Un puntapié a tu autoridad, consideras, bajando distraídamente la mirada a la palanca de cambios.

Te inquieta relativamente el desaguisado de la reunión de la semana anterior. Lamentas haber lanzado una acusación tan poco fundamentada contra marketing, pero aún mas, lamentas haberte retractado a lo tonto, acto seguido.  Acostumbrado a obtener tu mejor ventaja en las distancias cortas, consideras el desliz como un imperdonable error de cálculo, pero eso es  ya agua pasada y no le das mas vueltas.

El semáforo se ha puesto verde. En menos de una hora te enfrentarás o, mejor dicho, te comerás a ese coach que te han asignado sin necesidad alguna. El segundo, después de que el primero resultara totalmente incompatible con tu forma de ser.  Al director le gusta ser equitativo. No eres tú quien necesita un coach, por supuesto, pero parecería raro que se lo asignaran solo a Carlos.  Él si que debe estar nervioso, sonríes.  Ya en el ascensor, decides que llegar diez minutos tarde a tu cita puede ser una buena forma de abreviar ese trámite absurdo y te detienes en el 6º piso, unas plantas por debajo de la tuya, para tomarte con calma un café en el dispensador que hay en ella.

Al entrar en el despacho asignado para esta nueva sesión, te sorprende que sea una mujer quien te está esperando. Habías dado por sentado que sería un hombre también…  Las mujeres son peligrosas, sonríes, convencido de que tu sonrisa lo es todavía mas.

Buenos días, señorita, soy Félix, el jefe de ventas de la casa. Creo que me está esperando.

La Coach se lama Adriana. Te ofrece asiento frente a ella y te explica en que consistirán estas sesiones, además de darte total garantía de su apoyo y confidencialidad, pero no pasa por alto que has sido impuntual.

-Solo estoy obligada a notificar acerca del cumplimiento de estas 6 sesiones. Lamentablemente, disponemos ya solo de treinta minutos para la de hoy, Félix. Será mejor que empecemos cuanto antes.  ¿Estás listo, o necesitas decir algo para sentirte mas presente?. Si tienes necesidad de ello puedes hacerlo durante 3 minutos… Hemos perdido un tiempo precioso, puntualiza amablemente, cronómetro en mano.

No puedes evitar echar mano de la excusa perfecta: Estabas firmando un contrato con un nuevo agente… En ocasiones no resulta sencillo hacerles comprender las condiciones del manual, la responsabilidad civil que conlleva el nombramiento, etc… etc… Causas mayores, Adriana, puntualizas, poniéndola en su lugar. Lo primero es lo primero.

-Y ¿que es para ti lo primero, Félix?, te pregunta la mujer cruzando las piernas igual que tú..

La pregunta no te ha gustado y respondes como si no la hubieras oído.

-¿Perdona…?

Te he preguntado: ¿qué es para ti lo primero?, pero ahora tu me pides perdón. ¿Qué necesitas hacerte perdonar, Félix?.

La mujer dice esto adelantándose en su asiento y mirándote con una perplejidad bondadosa. El modo de escuchar de ella te incomoda y te pones en guardia: ¿Es tonta o no te está comprando la historia?.

Perdona el retraso, Adriana, quiero decir.  He recibido tarde la notificación del cambio de horario de nuestra cita.

Ya es tarde cuando te das cuenta de que has dado una nueva excusa y, para colmo, diferente a la anterior!.

Daría lo mismo si hubieras estado tomándote un café o fumándote un cigarrillo, Félix; eso no es asunto mío, responde con cierta frialdad. Mi trabajo es acompañarte a donde tu quieras ir, explorar juntos tu propio universo, desde este espacio seguro que vamos a construir entre ambos durante estas sesiones. Te reta:  ¿Te comprometes a intentarlo?.

La Coach tiende su mano derecha hacia ti y ¿como no?, eres un vendedor y, después de todo,   un trato es un trato…

Por Sergio Blancafort/ Executive Coach CPCC

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