4 de julio, Aeropuerto de Cracovia, esperando alguna noticia sobre el retraso del vuelo de vuelta a casa. Las horas de espera invitan a la reflexión. Una de las reflexiones es sobre la velocidad a la que nos hemos acostumbrado sin muchas veces prestar atención. Todo es rápido y sin poner nuestra plena atención, aceleramos lo que muchas veces necesita pausa, parada total.
¿Cómo afecta esta velocidad a la práctica del Coaching? ¿Cómo es nuestra presencia en la relación de Coaching? ¿Estamos cliente y coach plenamente presentes? ¿Estamos en el aquí y el ahora? ¿Cómo es nuestro nivel de escucha con esta velocidad de fondo?
En el Aeropuerto pienso en lo que tardaría en hacer este recorrido cuando nos movíamos andando, trotando sobre un caballo o navegando a vela. El viaje en si mismo nos permitía ir adaptándonos al cambio y estábamos adaptados a la lentitud. El viaje podía durar semanas, meses. El viajero tenía tiempo para percibir y aprender de los viajes por los que pasaba.
En las sesiones de Coaching el cliente vive en esta aceleración latente y desea pasar rápido a la acción, desea cumplir sus sueños cuanto antes. Pasar de la fría Polonia a la cálida Barcelona de un salto.
¿Dónde queda el profundizar en el aprendizaje? ¿Cuánto perdemos en el salto rápido y acelerado? Tiempo para profundizar, tiempo para saborear el camino, tiempo para estar conectados al proceso en el que estamos. Tiempo para clarificar dónde estamos y tiempo para tomar de forma consciente nuestras decisiones. Tiempo para fijar nuestro rumbo. Una vida plena requiere tiempo.
Como coach co-activo, el contexto de la Autogestión es de máxima importancia desde mi perspectiva. A pesar de la aceleración en la que está el cliente, el reto es ir a buscar lo en su vuelo y facilitar la reflexión pausada. Quizás esta es la “Big Agenda”, la “A” mayúscula, la velocidad, la aceleración en la que inconscientemente hemos elegido vivir.
Recuerdo el comentario “slow is fast” de una sabia pareja de líderes que tuve el honor de disfrutar en mi programa de liderazgo, Okokon y Sam. Que sabio recordatorio que permite parar, vivir en el presente, aprender y tomar decisiones conscientes.
Disfrutemos de la aventura que supone un proceso de coaching y propongo viajar a pie, avanzar sin prisa pero sin pausa. Avanzar estando presentes. Avanzar en plena consciencia. Slow is fast, porque cada paso con plena consciencia es un paso acertado. Cada paso acertado es un viaje consciente.
Por Daniel Poch/ Executive Coach