Dedicamos mucho de nuestro tiempo al trabajo y pasamos incluso más tiempo trabajando, con nuestros compañeros, clientes, delante del ordenador… que con nuestro círculo personal y aficiones. En determinadas situaciones se nos puede hacer un poco difícil, sentirnos desmotivados, frustrados e incluso agobiados. Así que, ¿por qué no “echarle” una dosis de chispa, motivación, sentido y felicidad cuando trabajamos? Depende, sobre todo, de ti.
Tanto si trabajas para “otro” o tienes tu propio negocio, ser feliz aumenta tu productividad, rendimiento, creatividad, motivación e incrementa tu compromiso, haciéndote sentir más pleno y con más ganas de hacer cosas. La decisión de sentirte más o menos pleno con lo que haces en tu trabajo, tiene que ver cada vez más contigo mismo.
Como dice Margarita Álvarez, directora de Marketing y Comunicación de Adecco “La felicidad depende principalmente de la persona más que de cualquier otro elemento externo.”
Es muy importante trabajar tu optimismo. Como dije en una de mis píldoras, cuando te sientes optimista, tienes grandes expectativas, piensas que las cosas van a salir bien y sigues adelante con motivación. Ves oportunidades y desafíos en cada obstáculo, mejoras la calidad de tu trabajo, aumenta tu persistencia, generas más pensamientos positivos, tienes menos estrés, mejora tu salud e incrementa tus posibilidades de tener éxito. Y lo mejor de todo; es un estado de ánimo interno que puedes regular y controlar. Todo consiste en aprender a ser optimista. ¿Cómo? Creando tus propias reglas, comprometiéndote con ellas, contigo mismo y eligiendo conscientemente cómo quieres vivir. Además, dice Margarita Álvarez, “Se ha demostrado que el cerebro está mejor preparado para trabajar en un estado positivo. Se encuentran soluciones a problemas más rápido, y la gente aguanta mejor el drama y el estrés en el trabajo”
Otro factor clave para sentirnos realizados y plenos en nuestro trabajo, es sentir que crecemos, que avanzamos, que nos desarrollamos y para conseguirlo, hemos de ser capaces de reinventarnos e invertir en nosotros. Está comprobado que, a lo largo del tiempo, lo que realmente te hace más feliz es la presencia de tu vocación en tu profesión. Por ejemplo: médicos, educadores, investigadores, formadores, coaches… son profesionales con niveles de felicidad altos porque son profesiones enormemente vocacionales.
Y de ahí la importancia de la reinvención. Es muy importante que lo tengamos presente en cada una de nuestras etapas profesionales que nos toca vivir, e intentar encontrar algo de vocación en cada una de ellas. Te ayudará a sentirte útil, a darle un propósito personal a tu trabajo, un mayor enfoque y en definitiva, a sentirte más realizado y feliz.
Entonces, ¿cómo podemos a partir de hoy añadir esa chispa, motivación y felicidad en nuestro trabajo? Seguro que existen miles de fórmulas para ello y que una de ellas encajará a la perfección contigo. Mientras la encuentras, puedes probar estas dos técnicas que hemos comentado:
- Convierte tu trabajo y día a día en un entorno positivo: agradece el tener este trabajo, lo que aprendes, qué cosas buenas saca de ti, qué hay en tu vida gracias a tu trabajo… También busca actividades extralaborables que te proporcionen satisfacción, que te conecten con los tuyos, tus aficiones y que realmente disfrutes.
- Trabaja en tu vocación: busca en las actividades que realizas algo que se asocie con tu vocación personal, fíjate objetivos relacionados con ella, da un sentido y propósito a lo que haces… enfócate en cómo dejar huella.
Todo está en ti y en tu interior. Trabaja tus pensamientos positivos, potencia tu vocación, actúa con confianza y comprométete con tu optimismo. No esperes a que el exterior cambie para poder sentirte feliz en el trabajo… controla tú la situación y BE HAPPY!!!
Por Laura Molina/ Coach & Mentor para Profesionales. Language Coaching Expert
Muy positivo lo que mencionas sobre el trabajo y la felicidad, debieran ir siempre unidos y cada vez que algo ocurre que nos cambia la perspectiva debieramos activamente reflexionar sobre qué hacer para volver a ese camino.
Lo más notable para mi es: poner la responsabilidad que tiene cada persona en hacer que su trabajo sea un lugar de felicidad para él y sus compañeros. Cuando las personas se saben y sienten empoderadas, pueden hacer cambiar las relaciones y el ambiente laboral. No necesitan esperar a que alguien lo haga por ellos.
Además incluiría involucrar activamente al resto, para hacer crecer el tema y tener apoyo. Si bien una persona hace la diferencia, el alineamiento con un grupo, y ojalá con toda la empresa (hablando de iniciar un cambio cultural) haría la tarea mucho más fácil y llevadera.
Gracias por tus aportaciones extra, Sebastián. ¡Muy ciertas! Lo más importante es que las personas se responsabilicen y se comprometan con ello… debería, y quiero pensar que es, parte de la cultura de trabajo. Todo mejora con una chispa de felicidad… y empieza por nosotros mismos.